Es un invierno bastante lluvioso. Y ese Lunes,
no fue una excepción. Ya la noche anterior, Laura se durmió escuchando una
intensa tormenta.
Cuando se despertó a las 7:00 de la mañana (al
igual que cada Lunes), la lluvia había cesado.
Laura se cambió y tomó un café rápidamente,
mientras pensaba qué camino tomaría para llegar a su trabajo puesto que ante
cada temporal de esas características los colectivos toman caminos alternativos
para esquivar las calles inundadas. Por supuesto, Laura ya había preparado sus
botas de lluvia.
Camina unas cuadras y espera unos minutos el
colectivo. Cuando lo frena, recuerda que no había cargado la SUBE y la tarifa
había aumentado, por lo cual decide pedir un boleto mínimo y caminar unas diez
cuadras para llegar a su destino.
Llega a la escuela unos minutos antes de las 8:00
de la mañana. Se dirige a su salón para acomodar los materiales nuevos que
compró para dar clases. Un rato después, comienzan a llegar varios de sus
alumnos (mojados, algo desabrigados y desarreglados, pero con una mirada
esperanzadora) deseosos de tomar un té calentito y algún pedazo de pan. También
le preguntan “¿Qué vamos a comer al medio día?”, mientras le entregan un taper
para llevarse la viandita de la noche.
Luego de una larga jornada de trabajo, siendo
las 17:00 hs, Laura se dirige hasta la estación para cargar su tarjeta y poder
viajar a la universidad. Espera el colectivo un largo rato y, gracias a que
todos empujan un poco, logra subir al transporte.
Llega a la universidad a las 18:00 hs. Se asombra
debido a que encuentra a muchos compañeros y docentes reunidos en el patio
central: una nueva asamblea la espera, para reclamar una vez más por el
presupuesto universitario y la falta de cobro de los docentes, entre otras
cosas.
Llega a su casa a las 21:00 hs, muy cansada.
Come algo rápidamente, se baña y organiza algunas cuestiones laborales del día
siguiente. Se le cierran los ojos, pero decide no ir a la cama hasta no
terminar con todo.
Cuando logra acostarse, a las 00:00 hs, suspira
y se ilusiona pensando en que las dificultades de hoy puedan ser resueltas en
los próximos días.
En este relato, puede observarse que Laura
tiene la oportunidad de utilizar transporte público para trasladarse, aunque
ahora le resulte más costoso utilizarlo debido al aumento de tarifas. También,
que se dificulta utilizar cualquier medio de transporte los días lluviosos,
debido a las falta de mantenimiento de las calles.
Por otra parte observamos que Laura, gracias a
que ha podido estudiar, tiene un trabajo y (en consecuencia) un sueldo que le
permiten subsistir y gozar de un hogar, un desayuno, una ducha de agua
caliente, una cama en la cual descansar, etc., como se ha mencionado; y que
muchos niños tienen la oportunidad de acceder a una escuela, en la cual no sólo
se apropian de conocimientos académicos, sino que reciben una contención
emocional y alimenticia (de ésta última, claramente, los niños del relato –y
sus familias-carecen).
A la vez, esos niños que recién se mencionaban,
están privados de derechos básicos, como lo es a una alimentación adecuada o
una vivienda adecuada.
Otro aspecto que se destaca en el relato, es la
falta de inversión en educación pública, que afecta tanto a las instituciones
como a los docentes, trabajadores no docentes y alumnos que concurren a la
Universidad. Este aspecto también se hace visible en el momento en que Laura
debe comprar los materiales para trabajar con sus alumnos, en lugar de que sea
el Estado el encargado de equipar las escuelas.
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